Probablemente conozcas a algún amigo o pariente que actualmente lleva ortodoncia invisible o hayas escuchado hablar de ella, también conocida como Invisalign, pero ¿cuál es su utilidad realmente? Y, ¿cómo funciona este tipo de ortodoncia?
Aquellas personas que desean corregir la posición de sus dientes de una forma más cómoda y estética que con los brackets de toda la vida, recurren a esta técnica. Actualmente se trata del método más demandado en el mercado con el fin de alinear los dientes. Simplemente consiste en llevar unas fundas o férulas transparentes hechas a medida con plástico resistente, que deben ser cambiadas por el paciente siguiendo una secuencia de unas 2 semanas, dependiendo de cada caso.
El tratamiento de ortodoncia invisible tiene como ventaja el ser totalmente removible, es decir, cuando llega la hora de comer, el paciente puede quitarse la prótesis sin ningún problema y disfrutar de su comida. Esto resulta muy cómodo, ya que sólo tiene que acordarse de retirar las fundas y puede despreocuparse de detalles como la dureza de los alimentos o si estos quedan enganchados a plena vista en sus dientes, como ocurre con los brackets. Por esta razón, las personas que antes rechazaban la idea de someterse a una ortodoncia por la incomodidad que les planteaban los brackets, ahora optan por el método invisible.
¿Qué problemas corrige la ortodoncia invisible?
En cuanto a su función, las férulas no sólo son capaces de alinear los dientes, sino que pueden corregir prácticamente cualquier problema dental como el apiñamiento, la mordida cruzada, la sobremordida, o la separación de las piezas. Lo primero que se necesita antes de llevar la ortodoncia invisible, es realizar una evaluación del paciente para examinar si este tratamiento es el adecuado y poder personalizarlo.
Una vez conocidos los resultados, se toman los moldes, se fabrican los alineadores, y se establece la duración prevista del tratamiento con Invisalign, que variará alrededor de entre 1 y 2 años según el paciente. Otras ventajas de la ortodoncia invisible son, en primer lugar, el hecho de que facilita el uso del hilo dental, (lo cual equivale a una mayor higiene) y también que, al contrario que los brackets, no produce prácticamente los molestos roces y llagas en los labios.
Si bien es cierto que el coste de la ortodoncia invisible es un poco superior al de los brackets, merece la pena sin lugar a dudas. Recurrir a este tipo de tratamiento es ideal por su comodidad y efectividad, pero principalmente por su discreción, ya que en poco tiempo se aprecia un cambio notable mediante un método casi invisible y esto supone un aumento inmediato de la autoestima del paciente.